Un camino silencioso, tan solo quebrantado por el esfuerzo incesante de la música procesional que hace que el cuerpo se encoja y consiga así alcanzar una cota muy próxima al recuerdo de los ya no presentes, de los que se marcharon dejándonos el sentimiento de una cofradía y la enseñanza de querer y sentir a nuestro salvador, nuestro Cristo.

Ese color blanco y negro, señal de nuestra túnica y nuestro pañuelo, que nos recuerda que los sueños se paralizan en ese mismo instante, para que una vez pasada la Semana Santa, podamos así, dar las pinceladas de color a un futuro prometedor lleno de bondad cristiana.

Porque es nuestro momento, porque es nuestro lugar, porque son nuestros recuerdos y aunque los años pasen, estaréis siempre presentes en la llama del farol de cada hermano, generando ese color de recuerdo, de vida aún presente. Como lo es vuestro numero de lista, que jamás será arrebatado.

Porque ahora, mañana y siempre estaréis presentes en el corazón de cada hermano de nuestra amada y querida hermandad. Descansar en paz queridos hermanos, el viernes santo volveremos a encontrarnos en el camino que marca vuestra luz.

J.L